Sensores de lluvia

El sensor de lluvia es uno de esas ayudas a la conducción que aunque en principio sean imprescindibles te acabas acostumbrando y lo hechas en falta al coger otro vehículo en el que tengas que activar el parabrisas de forma manual. Hoy ya lo llevan de serie bastantes vehículos y la mayoría al menos dan la opción de llevarlo como un extra. La detección de la lluvia empezó a aplicarse en los automóviles cuando General Motors en 1950 lo puso en práctica con un prototipo descapotable que era capaz de cerrar la capota de forma autónoma al detectar la lluvia.

En la actualidad cuando se habla de estos sensores dentro del equipamiento de un vehículo Peugeot, Citroën, Seat, Volkswagen o Audi no suele tener nada que ver con el movimiento de ninguna parte de su estructura, sino con los limpiaparabrisas y su automatismo. Cuando detectan que empieza a llover se activan los limpiaparabrisas y si la intensidad de las precipitaciones se incrementa también lo hace el ritmo de sus movimientos. De ese modo puedes seguir conduciendo con total comodidad, sin tener que estar cambiando la frecuencia del vaivén del limpiaparabrisas y puedes dedicar toda tu atención a la conducción. El sensor de lluvia más frecuente es el basado en el principio de reflexión interna total: una luz infrarroja es emitida a un ángulo de 45 grados en el parabrisas desde la parte interior. Si el cristal esta mojado la cantidad de luz que retorna es menor y se activa el sistema.